A 62 AÑOS DE LA TRAICIÓN EN PLAYA GIRÓN (primera parte)
- Ernesto Estévez León
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“¿Como pude ser tan estúpido de permitir que se realizara la invasión?”
- John F. Kennedy a su asesor Theodore C. Sorensen, la Casa Blanca, abril de 1961 –
INTRODUCCIÓN
El pasado 17 de abril de 2023 se cumplieron 62 años de la primera gran derrota de Estados Unidos en la Guerra Fría, (1) la que selló el destino de Cuba; abrió la puerta a la penetración castro-comunista en América; constituyó la justificación aludida por Nikita Khrushchev para desplegar misiles balísticos en Cuba en octubre de 1962, y, muy probablemente, fue el prólogo del asesinato del Presidente Kennedy en Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963.
Desde su arribo triunfal a La Habana el 8 de enero de 1959 tras la huida de Fulgencio Batista, Fidel Castro se embarcó en su verdadera misión de vida que era la de enfrentar y derrotar a Estados Unidos. (2) Así lo confirmaría el propio Fidel en una carta enviada a Celia Sánchez Manduley escrita en la Sierra Maestra el 5 de junio de 1958. En esa carta, cuyo original se exhibe en la sede del Diario Granma en La Habana, Fidel Castro dejó claro cuál sería su actitud frente a los Estados Unidos:
“Sierra Maestra
Junio 5-58
Celia:
Al ver los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy cuenta que ese va a ser mi destino verdadero.
Fidel”.
El 15 abril de 1959, Fidel Castro realizó un viaje “no oficial” de 11 días a Washington D.C. como invitado especial a la Convención Anual de la Sociedad Americana de Editores de Prensa (ASNE). Durante esa visita, Fidel se convirtió en el “Golden Boy” de la prensa norteamericana. El domingo 19 de abril, en una entrevista en el programa Meet the Press de la Cadena NBC-TV, Castro profirió su famoso “I am not communist” que logró convencer a muchos, incluyendo a miembros del Congreso de Estados Unidos quienes se refirieron al cubano como “el nuevo amigo de Estados Unidos”. Pero si alguien no se dejó llevar por la innata capacidad manipuladora de Fidel Castro fue el Vicepresidente Richard Nixon, quien tras sostener una reunión personal con Castro por más de 3 horas, enviaría un memorándum de 4 páginas al Presidente Eisenhower (3), al Secretario de Estado Christian A. Herder y a Allen Dulles, Director de la CIA, en el que señalaba que “Castro es un declarado ingenuo con relación al comunismo, o es un disciplinado agente comunista.” A partir de su encuentro con Fidel, Richard Nixon se autocalificaría como “…el principal promotor de una operación militar secreta para derrocar a Fidel Castro”, sentando así las bases para lo que acontecería exactamente 2 años después en la Bahía de Cochinos. (4)
Tras su regreso de Estados Unidos, Castro continuo con su preconcebido plan para asumir el total control de Cuba y extender su revolución fuera de la Isla. Durante el resto de 1959, los fusilamientos de opositores continuarían; el comandante Huber Matos sería arrestado por oponerse a la penetración comunista, enjuiciado y condenado a 30 años de prisión; se promulgo la Ley de Reforma Agraria que prohibía la tenencia por extranjeros de tierras en Cuba y se ejecutaron los primeros intentos por exportar la revolución mediante expediciones fracasadas a Panamá y la República Dominicana. Incluso, hoy se conoce que el 23 de abril de 1959, estando Fidel Castro aún de visita en Estados Unidos, su hermano Raúl le solicitó a Moscú se enviaran a Cuba españoles exiliados para entrenar al nuevo Ejército Rebelde. Entre los comunistas españoles que ayudaron a organizar las Fuerzas Armadas Revolucionarias, se contaba Alberto Bayo Giroud (5), quien estaba muy vinculado con el Ernesto “Che” Guevara y Raúl Castro, pues fue él quien entrenó en México a los 82 expedicionarios que se trasladaron a Cuba desde Tuxpan, Veracruz, México, a bordo del yate Granma, el 2 de diciembre de 1956.
Tras cumplirse el primer año de Fidel Castro en el poder, las relaciones entre Washington y La Habana tomaron unEl Presidente Eisenhower y el Presidente Kennedy en Camp David. Imagen referencial. rumbo franco hacia su rompimiento definitivo.(6) En febrero de 1960 viajó a Cuba el Vice Primer Ministro soviético Anastas Mikoyan para firmar el primer acuerdo comercial Cuba-URSS y en julio, por mandato de Washington, las refinerías de la Shell, la Esso y la Texaco dejaron de procesar petróleo ruso, lo que llevaría un mes más tarde a su expropiación, siendo igualmente confiscadas, entre otras, la United Fruit Company, la Coca Cola Company y la Sears Roebuck. En julio de 1960, el Presidente Eisenhower redujo, para en definitiva eliminarla, la cuota azucarera cubana que contabilizaba 3 millones de toneladas de azúcar anuales, lo que fue respondido por Fidel con la nacionalización de las restantes empresas norteamericanas. Ante la eliminación de la cuota azucarera, Fidel Castro proclamó ante el pueblo: “…en ese intento de irnos quitando la cuota, libra a libra, ¡le iremos quitando central por central y le iremos quitando, centavo a centavo, hasta la última inversión de norteamericanos en Cuba!” (7)
En la madrugada del 3 de enero de 1961 el gobierno cubano informó al Encargado de Negocios de Estados Unidos en La Habana que debía reducir el personal diplomático y consular a solo 11 funcionarios en el lapso de 48 horas. El mismo día y en horas de la tarde, el gobierno de Eisenhower rompió relaciones diplomáticas y consulares con Cuba, faltando apenas 17 días para que el presidente electo John F. Kennedy tomara posesión de su cargo. Ese irregular proceder de una Administración saliente fue interpretado como un mensaje al nuevo presidente que con Fidel Castro no había acomodo posible.
“LA OPERACIÓN PLUTO”
Jacobo Arbenz en la toma de posesion de la presidencia de GuatemalaEstimulado por el éxito obtenido en Guatemala en junio de 1954 con la “Operación PBSuccess” que derrocó al entonces Presidente Jacobo Árbenz, la Agencia Central de Inteligencia CIA comenzó en enero de 1960 a desarrollar un plan de acción para sacar a Fidel Castro del poder. Para marzo de 1960, el director de la CIA, Allen Dulles, disponía de un proyecto secreto identificado con el nombre clave de “Operación Pluto” que contemplaba cuatro etapas en su ejecución:
1.- la creación de un gobierno cubano en el exilio “responsable y de unidad”;
2.- una agresiva campaña publicitaria;
3. una unidad secreta de acción e inteligencia y
4.- la formación de una fuerza irregular fuera de Cuba para ser usada en futuras acciones guerrilleras.
Una quinta y secreta parte de esa estrategia que contemplaba la eliminación física del liderazgo revolucionario no fue sometida a la aprobación presidencial en acatamiento a los principios burocráticos de “need to know” y “plausible diniability”, asociados con toda operación encubierta que implica el derrocamiento y asesinato de un líder extranjero.
La “Operación Pluto” fue presentada al Presidente Eisenhower por Allen Dulles recibiendo el visto bueno el 17 de marzo de 1960. Richard M. Bissell, quien era el Subdirector de Planificación y el encargado de la organización y ejecución de todos los proyectos secretos de la CIA (8) asumió el mando de la “Operación Pluto” y su ejecución comenzó de forma inmediata, evolucionando rápidamente de una infiltración de guerrillas a una invasión frontal por aire y mar.
El reclutamiento de cubanos para la “Operación Pluto” se inició en Miami a mediados de 1960, asignándosele a cada alistado un número de identificación que comenzaba con el No. 2500, ello con el propósito de confundir a los espías de Castros sobre el numero verdadero de combatientes que integraban la unidad en formación, la cual recibiría el nombre de “Brigada de Asalto 2506” en honor al brigadista Carlos Rafael Santana Estévez, “Carlyle”, quien murió en septiembre de 1960 a causa de un accidente durante su entrenamiento en Guatemala y cuyo número de identificación era el 2506. Para el establecimiento del sitio de entrenamiento y concentración de los brigadistas, la Agencia Central de Inteligencia recurrió a viejos contactos en Guatemala.
El lugar escogido para tal fin - que sería conocido como Base JMTrax - fue la hacienda de café “Helvetia”, ubicada en la Sierra Madre en la costa del Pacifico de Guatemala, con un área de 2000 hectáreas. Allí se concentrarían los combatientes cubanos quienes en definitiva desembarcarían el 17 de abril de 1961 en Playa Larga y Playa Girón, en la Bahía de Cochinos, ubicada en el sur de Cuba, en la entonces provincia de Las Villas. Cercana a la base JMTrax estaba la base aérea Retalhuleu donde 45 aviadores cubanos serian entrenados en bombarderos B-26 y en aviones de carga y transporte C-46 y C-54.
EL PLAN TRINIDAD
Para finales de 1959 comenzaron las deserciones y alzamientos de miembros del Ejército Rebelde quienes se oponían a la traición castrista a los principios democráticos que habían inspirado la lucha contra Batista. Esos alzamientos que fueron apoyados por la CIA mediante el suministro por aire de armas y pertrechos tuvieron como escenarios la Sierra Maestra en el oriente de Cuba, la Sierra de Los Órganos en la Provincia occidental de Pinar del Rio y, principalmente, la Sierra del Escambray (9), ubicada en el centro sur de Cuba. El foco insurreccional en el Escambray fue un elemento clave tomado en cuenta para el desarrollo del plan de acción proyectado por la CIA, que recibiría el nombre de “Plan Trinidad”, por la ciudad donde se ejecutaría. La Sierra del Escambray distaba a solo 27 Kms de la ciudad de Trinidad, lo que permitiría a los alzados acudir en apoyo de los invasores o, en caso de necesidad, a los invasores a replegarse hacia la “Escambraica sierra”, como la llamó José Martí en uno de sus poemas.
El “Plan Trinidad” preveía un desembarco anfibio al amanecer en la ciudad costera de Trinidad, que era conocida por su resistencia a Fidel Castro. Paralelamente al desembarco, paracaidista de la Brigada 2506 volarían el puente que daba acceso a la ciudad y los brigadistas recibirían el apoyo de los guerrilleros anticastristas que operaban en las cercanas montañas del Escambray, garantizando el control de la ciudad por 72 horas, lo que permitiría la instalación de un gobierno provisional en suelo cubano que recibiría el reconocimiento de varias naciones del continente. (10) El éxito del “Plan Trinidad” dependía del apoyo de la población (18.000 habitantes en su mayoría contrarios al régimen) y, principalmente, del control de los cielos sobre la zona de combate lo que implicaba que “… el enemigo no podía contar con ningún avión”. (11) El 28 de enero de 1961 el “Plan Trinidad” fue presentado al Consejo de Seguridad Nacional de la nueva Administración Kennedy que se lo remitió para su revisión a los Jefes del Estado Mayor Conjunto. El consiguiente informe del Pentágono fue enviado a la Casa Blanca para su revisión y aprobación por el Presidente Kennedy.
Los planificadores del Plan Trinidad sospechaban que la Casa Blanca no estaba inclinada a permitir el ataque a Cuba. Durante una reunión celebrada el 11 de marzo de 1961 en la Casa Blanca, Kennedy expresó su inconformidad con el desembarco en la ciudad de Trinidad, manifestando que “el plan era demasiado espectacular” y agregando que “…la operación se parecía a una invasión de las efectuadas durante la Segunda Guerra Mundial. Prefiero un desembarco nocturno sin que esté bajo consideración la intervención directa de fuerzas norteamericanas”. (12) En esa reunión, el Presidente Kennedy advirtió que se reservaba el derecho de cancelar el ataque, de disolver la Brigada 2506 y retirar a los cubanos de Guatemala, pues el gobierno de ese país estaba presionando para que la CIA cerrara las bases JMTrax y Retalhuleu debido a que la prensa internacional estaba denunciando la presencia de cubanos anticastrista en Guatemala que se entrenaban para atacar a Cuba.
El director de la CIA, Allen Dulles, previno al Presidente Kennedy que disolver y desarmar a los brigadistas traería muchos inconvenientes pues los cubanos denunciarían que fueron traicionados por un gobierno estadounidense acobardado, lo que estimularía a Moscú a emprender nuevas aventuras en el Hemisferio. Este argumento del director de la CIA convenció a John F. Kennedy a seguir adelante con el proyecto, pero descartando la ciudad de Trinidad como el objetivo del ataque y reservándose el derecho de cancelar la operación 24 horas antes de su comienzo.
EL PLAN ZAPATA
Ante el rechazo del Presidente Kennedy al “Plan Trinidad” y la urgencia de ejecutar la operación antes del inicio de la temporada ciclónica en Cuba que se extiende entre los meses de julio a noviembre de cada año, los técnicos paramilitares de la CIA trabajaron sin pausa buscando otros sitios alternativos para la invasión. (13) Tres posibilidades fueron consideradas viables: la costa norte de la Provincia de Oriente, donde se encontraba el Central Azucarero Preston; la costa sur de la Provincia de Las Villas, entre las ciudades de Trinidad y Cienfuegos y, por último, la Bahía de Cochinos, en la zona pantanosa de la Península de Zapata, también en la costa sur de Cuba.
El 14 de marzo las nuevas sugerencias para el sitio de ataque fueron presentadas a los Jefes del Estado MayorPlaya Giron. El Plan Zapata Conjunto, quienes se inclinaron por el área de Bahía de Cochinos. La razón de esa escogencia radicaba que solo existían dos vías de acceso a las playas de desembarco - Playa Girón (“Blue Beach”) en el sur y Playa Larga (“Red Beach”) en el norte - y se contaba con una pista de aterrizaje en Girón que podía ser usada para llevar pertrechos y trasladar a suelo cubano al gobierno en el exilio. Pero la zona escogida para la invasión distaba más de 150 kms. de la Sierra del Escambray, lo que hacía imposible un repliegue seguro de la Brigada para unirse a los guerrilleros que allí operaban en caso de fracasar la invasión. Ese mismo día Kennedy fue informado sobre el nuevo sitio para la ejecución de la “Operación Pluto” y se le recalcó la importancia de la supremacía aérea sobre las zonas de desembarcos. El presidente entonces exigió que los desembarcos se efectuaran de noche para “bajarle el tono a la operación y hacerla lucir más cubana”. (14)
El 16 de marzo, Kennedy dio su aprobación condicionada al “Plan Zapata” y autorizó el Dia-D de la invasión para el 10 de abril de 1961, fecha que sería postergada por una semana. El 12 de abril, tuvo lugar la última reunión informativa en la Casa Blanca antes de la invasión. En esa reunión el Presidente Kennedy se opuso a los ataques aéreos masivos previstos para el Dia-D sobre tres bases aéreas castristas, arguyendo que la presencia en los cielos de Cuba de tantos aviones B-26 restarían credibilidad a la historia preparada por la CIA que los ataques se habían producido por pilotos desertores de la fuerza aérea castrista. Igualmente, Kennedy recalcó que bajo ninguna circunstancia fuerzas norteamericanas intervendrían en la invasión, lo que repetiría días más tarde durante una rueda de prensa en la Casa Blanca. Ante la negativa presidencial, se acordó que los ataques por la Fuerza Aérea de la Brigada (FAL) se llevaran a cabo en dos misiones, separadas por dos días. La primera de estas se ejecutaría el sábado 15 de abril (D-2) contra el Campamento Libertad en la Ciudad de La Habana, la base aérea en el Aeropuerto “Antonio Maceo” en Santiago de Cuba y la Base Aérea en San Antonio de los Baños, ubicada en el sur de la Provincia de La Habana. Un segundo ataque estaba programado para el lunes 17 de abril, el Día-D.
Desde antes que los hombres de la Brigada 2506 desembarcaran en Playa Girón y Playa Larga acontecieron dos hechos que incidirían negativamente en el desarrollo del “Plan Zapata”. El viernes 14 de abril, la inseguridad del Presidente Kennedy con relación al ataque contra Castro volvió a manifestarse. Kennedy, quien aún no había autorizado formalmente el inicio de la “Operación Zapata”, llamó a Richard Bissell y le preguntó cuántos aviones de la Brigada participarían al siguiente día en los ataques a las tres bases castrista. Cuando Bissell le informó al presidente que dieciséis B-26 atacarían al amanecer del sábado 15 de abril, Kennedy dijo que esa cantidad de aviones era inaceptable y ordenó se redujera el número de atacantes “al mínimo”. En acatamiento a la orden Presidencial, Bissell dio la luz verde para que la incursión se efectuara utilizando solo 8 aviones, divididos en tres grupos de ataque: 2 grupos integrados por 3 aviones cada uno (Campamento Libertad y Base San Antonio de Los Baños) y un tercer grupo conformado por 2 aviones (Aeropuerto “Antonio Maceo” en Santiago de Cuba). Las aeronaves iban cargadas con bombas incendiarias y fragmentarias, 8 ametralladoras calibre 12.7 mm en la nariz de cada B-26 y ocho cohetes, cuatro en cada ala.
Los 8 aviones B-26 despegaron escalonadamente de la Base Happy Valley en Puerto Cabezas, Nicaragua, arribando a sus objetivos con el amanecer del 15 de abril e iniciando sus ataques de forma simultánea. El resultado no sería el esperado. Según las fotos tomadas por aviones U-2 de la CIA, la fuerza área castrista perdió 5 aviones y varios resultarían dañados, pero por lo menos 3 reactores artillados T-33, tres turbohélices ingleses Sea Fury y 2 bombarderos B-26 quedaron operativos. Durante el ataque al Campamento Libertad en La Habana (15), un avión B-26 de la Brigada, tripulado por Daniel Fernández Món de 29 años y Gastón Pérez de 26 años, fue blanco del fuego antiaéreo y se estrelló en el mar frente a la costa habanera. Ese mismo día, el gobierno castrista puso en evidencia durante una reunión de emergencia en las Naciones Unidas, la falsedad de la historia fabricada por la CIA que los atacantes eran pilotos desertores castrista.
Avion Martin B-26 siglas 933El embajador norteamericano en la ONU, Adlai Stevenson, quien no había sido informado por la Casa Blanca de lo que realmente había ocurrido, quedaría en entredicho cuando el embajador de Cuba Raúl Roa demostró que los B-26 cubanos tenían nariz de plexiglás y no solida con ametralladoras como el B-26 identificado con el No. 933 piloteado por Mario Zúñiga que aterrizó en Miami como parte del plan de encubrimiento de la CIA. Como consecuencia de haber quedado en evidencia frente al mundo, John F. Kennedy suspendió todos los ataques aéreos por realizarse sobre bases cubanas. Esa decisión sentenció el fracaso del “Plan Zapata” antes que el primer brigadista pisara suelo cubano, pues los reactores artillados T-33 y los aviones Sea Fury que quedaron operativos tras el primer, único y limitado ataque aéreo autorizado por Kennedy, se convertirían 48 horas después, en los verdugos de la Brigada de Asalto 2506.
Ese mismo 15 de abril acontecería otro hecho que igualmente incidiría negativamente en el Plan Zapata. En la madrugada de ese día, un grupo de 164 hombres al mando del excomandante rebelde Nino Diaz debía efectuar un desembarco en el Rio Mocambo, a 30 kilómetros de la ciudad de Guantánamo, en la Provincia de Oriente. La idea de ese desembarco de distracción que se identificó con el nombre clave de “Operación Marte”, era atraer fuerzas fidelistas lejos del sitio real de la invasión, haciendo creer que ese grupo era la punta de lanza del ya para entonces anticipado ataque. A Nino Diaz y a sus hombres no se les informó “por razones de seguridad” que el verdadero ataque vendría por la Bahía de Cochinos y que de ellos dependía, en gran parte, el éxito del “Plan Zapata”. (16) Tras varios frustrados intentos de desembarcar en suelo cubano, Diaz decidió abortar su misión y dirigirse hacia la isla de Vieques en Puerto Rico. La llamada “Comisión Taylor” que investigó el fracaso en Cuba, establecería que el desembarco de los hombres al mando de Nino Diaz no se llevó a cabo “… por la falta del liderazgo del oficial cubano al mando de la operación”. (17)
Tras los ataques aéreos del 15 de abril, se perdería el factor sorpresa, elemento clave para el éxito del “Plan Zapata”. Fidel Castro ya sabía que la invasión era inminente, pero desconocía el sitio del ataque, por lo que puso a sus fuerzas militares y de milicia en estado de alerta máxima para responder inmediatamente al producirse la invasión. (18) Paralelamente, los organismos de seguridad de Cuba apresaron en redadas realizadas en toda la Isla a miles de cubanos, quienes fueron concentrados en cines y estadios deportivos con el propósito de neutralizar cualquier apoyo a la invasión por elementos de la resistencia interna que para entonces habían ejecutado varios actos de sabotaje, entre ellos la voladura de la tienda por departamentos de “El Encanto” el jueves 13 de abril. El domingo 16 de abril, durante el entierro de los que murieron durante los ataques del día anterior, Fidel Castro, en un intento desesperado de evitar su derrota, invocó al comunismo como protector del castrismo, declarando el carácter socialista y marxista de la Revolución. (19)
COMIENZA LA INVASIÓN
“Antes del amanecer patriotas cubanos en las ciudades y montanas comenzaron la lucha para la liberación de nuestra patria…”
- Boletín No.1 emitido por el Consejo Revolucionario Cubano el lunes 17 de abril de 1961 -
En las últimas horas del domingo 16 de abril de 1961, la flotilla de 8 viejos barcos mercantes que habían zarpado de Puerto Cabezas, Nicaragua, 4 días antes transportando a 1378 combatientes de la Brigada 2506, entró en las aguas de la Bahía de Cochinos. A las 11 de la noche, dos grupos de 5 submarinistas cada uno abandonaron los viejos buques de desembarco de infantería LCI Blagar y LCI Barbara J dirigiéndose a Playa Girón y Playa Larga con el propósito de marcar las áreas de desembarco con balizajes rojos y blancos. Al filo de la media noche, cuando el grupo que procedía del Blagar que incluía al norteamericano de la CIA Grayston Lynch se encontraba a 50 metros de la playa, un jeep con milicianos se acercó y apuntó sus faros hacia ellos. De inmediato Grayston Lynch (20) y sus hombres abrieron fuego contra el jeep, dándose la alarma en Girón. A los pocos minutos se presentaron 30 milicianos castrista que se unieron a la acción para repeler a los invasores, iniciándose un intercambio de fuego que incluyó los dos cañones sin retroceso de 75mm a bordo del Blagar. Mientras se desarrollaba el choque con los milicianos, el comandante de la Brigada, José Pérez San Román, desembarcó en Girón junto a 4o Batallón procedente del buque Caribe. La invasión había comenzado.
El grupo de submarinistas que se dirigía hacia Playa Larga procedente del Barbara J con igual propósito de marcar la zonas de desembarco, también estaba acompañado de otro norteamericano de la CIA de nombre “Rip” Robertson, quien, al igual que Grayston Lynch, desobedeció las ordenes de Kennedy y desembarcó junto a los cubanos. Al concluir la instalación del balizaje, los submarinistas de la Brigada recibieron fuego automático desde una casa en plena playa en la que se refugiaban unos milicianos. La repuesta de los invasores fue rápida y letal, dando de baja a 15 milicianos y el resto se dio a la fuga.
Al igual que sucedió en Playa Girón con José Pérez San Roman, el segundo comandante de la Brigada, Ernéido Oliva,Emblema Brigada 2506 (21) decidió adelantar su desembarco para apoyar a los hombres del 2º Batallón al mando de Hugo Sueiro que desembarcaban procedente del buque Huston. A las 0100 horas del 17 de abril, Oliva estaba en Playa Larga junto a los brigadistas del 2º Batallón, en espera del desembarco de los elementos del 5º Batallón, que aún se encontraban a bordo del Houston. A las 0600 horas, mientras se efectuaban los desembarcos en Playa Girón y Playa Larga, 177 Paracaidistas del 1er Batallón de la Brigada tocaban tierra y ocupaban sin mayores contratiempos sus asignadas posiciones en los cruces de caminos en San Blas, al noroeste de Girón, y Palpite, al norte de Playa Larga.
Unas horas antes, las tripulaciones de 11 B-26 de la Brigada se preparaban para despegar desde la base Happy Valley en Nicaragua para iniciar el ataque programado para el Dia-D a las bases que habían sido previamente atacadas el sábado 15 de abril, con el propósito de destruir los aviones castristas que no fueron afectados en ese ataque inicial y garantizar el fundamental control de los cielos sobre las playas de desembarcos. Antes de su despegue, a los aviadores de la Brigada se les informó que la Casa Blanca había cancelado el ataque, ello debido a que la falsa historia de los “aviadores castristas desertores” inventada por la CIA había quedado en evidencia. Sobre la marcha, las órdenes fueron cambiadas y se instruyó a las tripulaciones a volar hacia Cuba para dar protección aérea a los brigadistas en las playas. El vuelo hacia Cuba tenía una duración de 6 horas de ida y de vuelta y la permanencia de los aviones sobre las playas de desembarco estaba restringida a menos de 2 horas por causa de la limitación de combustible de los B-26.(22)
Como consecuencia de la orden de Kennedy de limitar, para luego prohibir, los ataques contra las bases castristas, 12 aviadores de la Brigada - 8 cubanos y 4 norteamericanos de la Guardia Nacional Aérea de Alabama - perdieron la vida, derribados por los aviones castristas. Tras ser informado de los desembarcos en Girón y Playa Larga, Fidel Castro dio la orden a sus pilotos de despegar los aviones disponibles a las 0600 rumbo a Bahía de Cochinos y concentrar sus ataques en los buques que estaban en proceso de desembarcar hombres y equipos. A las 0630 horas dos Sea Fury de la aviación castrista atacaron y lograron hundir el buque Houston frente a Playa Larga, a 700 mts. de la costa, con el 5o Batallón y todo el cargamento de municiones y pertrechos para 30 días de combate aún abordo. De los hombres del 5o Batallón, 28 morirían a bordo del y solo lograrían llegar a tierra 180 hombres. A las 0900 horas, el mismo piloto castrista que logró hundir el Houston, el Capitán Enrique Carrera Rolás, se anotó otro éxito al hundir el buque Rio Escondido frente a Girón mientras descargaba al 6º Batallón de la Brigada. El Rio Escondido transportaba municiones, gasolina y comida para 10 días de combate y más importante aún, llevaba a bordo el equipo de comunicaciones que permitiría al comándate de la Brigada José Pérez San Roman coordinar con las distintas unidades de infantería y paracaidistas.
El hundimiento del Houston y el Rio Escondido el primer día de la invasión llevó a que el resto de los barcos que llevaban equipos, municiones y hombres abandonaran las aguas cubanas ante el temor de ser atacados por los aviones castrista que volaban libremente sobre los cielos de Playa Girón y Playa Larga. Con el hundimiento de Houston y el Rio Escondido y el abandono del resto de la flotilla de aguas cubanas, el fracaso de la invasión estaba decretado. Los brigadistas lucharon con valor causando importantes bajas a las fuerzas castristas. Así se evidenció en la batalla de la Rotonda, un cruce de caminos al norte de Playa Larga, donde los hombres de Ernéido Oliva enfrentaron a las 1930 horas del 17 de abril oleadas de ataques por un batallón de milicias de 2100 hombres y tanques soviéticos T-34, causándoles más de 500 bajas. (23)
Para la media noche del 17 de abril, las tropas de Oliva que estaban sin municiones, sin comida y soportando ataques continuos de la artillería castrista, se retiraron hacia Playa Girón, arribando a las 0845 horas del martes 18 de abril. En Girón, la situación empeoraba con cada hora. Los paracaidistas que habían controlado el acceso a Girón atrincherándose en el cruce de camino de San Blas al noroeste de Girón, retrocedían ante el avance de las fuerzas castristas. Para la tarde del miércoles 18 de abril, la Brigada estaba sin municiones, concentrada en Girón con la espalda contra el mar y sin posibilidad de escapar del cerco de las fuerzas enemigas. Ante la desesperada situación que confrontaban sus hombres y bajo continuos ataques aéreos, José Pérez San Roman transmitió su último mensaje por radio a la 1432 horas del 18 de abril, diciendo: “tanques enemigos entrando a Girón. Estoy destruyendo todo mi equipo y las comunicaciones. No tengo con que luchar. Me retiro al monte para evitar ser capturado. No puedo esperar más.” (24)
Por su parte, Ernéido Oliva partió de Girón con un grupo de brigadistas con la intención de llegar a Cienfuegos distante a 88 kms., para de allí continuar hacia el Escambray. No habiendo avanzado más que unos 200 metros, Oliva y sus hombres fueron atacados por aviones que los ametrallaron forzándolos a esconderse en los pantanos, para luego ser capturados. La lucha en Playa Larga, Playa Girón, en el aire y el mar fue intensa y sin cuartel, ello porque Fidel Castro apreció correctamente que no podía permitir la consolidación de una cabeza de playa para que se constituyera un gobierno provisional que, sin dudas, obtendría el reconocimiento y la asistencia de varios países latinoamericanos - sin incluir al gobierno de Rómulo Betancourt quien había negado su apoyo desde el primer momento (25) - pero fundamentalmente de los Estados Unidos.
Según los registros oficiales de la Brigada de Asalto 2506, de los aproximadamente 1414 hombres que lucharon en Cuba, 114 perdieron la vida, 77 lograron escapar en pequeños botes y 1183 Brigadistas fueron capturados, de los cuales 5 serían fusilados y dos murieron por enfermedad en prisión. La Fuerza Aérea Libre (FAL) de la Brigada perdería en total a 16 aviadores, 12 cubanos y 4 norteamericanos. El 22 de abril, 9 brigadistas heridos morirían asfixiados encerrados en un camión cava sin ventilación en la llamada “Rastra de la Muerte” mientras eran transportados con destino a La Habana. En lo referente a las bajas castristas, aun hoy no se conocen las cifras exactas de muertos sufridos por las tropas y milicia cubanas, pero se estima que de los 42,000 soldados y milicianos que enfrentaron a la Brigada 2506, cerca de 5,400 murieron. El “Plan Zapata” había llegado a su fin y con ello la más clara oportunidad de liberar a Cuba - y a toda América - de la destrucción que ha causado el castro-comunismo.
Fin primera parte.