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04/10/2023
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DOS RUSOS QUE SALVARON AL MUNDO (primera parte)

                     DOS RUSOS QUE SALVARON AL MUNDO (primera parte)

                               “A menudo los héroes son desconocidos”                                                                                          Benjamín Disraeli, Primer Ministro del Reino Unido 

Como bien lo dijo el Primer Ministro Británico Benjamín Disraeli (1), muchos a quienes debemos el poder continuar con nuestra existencia cotidiana nos resultan desconocidos pues sus identidades y acciones ejecutadas en beneficio de la humanidad, fueron ocultadas por razones políticas o de seguridad de estado. Un ejemplo de ello se personificó en dos oficiales de las fuerzas armadas soviéticas quienes durante la llamada “Guerra Fría” que enfrentó por más de 40 años a la Union Sovietica y a los países Occidentales liderados por Estados Unidos, tomaron decisiones que evitaron que los postulados de la doctrina entonces conocida como destrucción mutua asegurada o MAD por sus siglas en inglés, se convirtieran en una realidad.(2) Estos héroes de la Guerra Fría fueron el oficial naval Vasili Aleksandrovich Arkhipov (1926 -1998) y el Teniente Coronel de la Fuerza de Defensa Aérea Soviética Stanislav Yevgráfovich Petrov (1939 - 2017), dos hombres que estuvieron en el lugar y el momento preciso para bien de la humanidad.

Remontémonos pues a los años de la Guerra Fría para conocer las circunstancias y los hechos que llevaron a esos dos militares soviéticos a tomar decisiones que implicaron la desobediencia a las órdenes superiores y a los procedimientos de seguridad aplicables, poniendo en riesgo sus carreras y libertad, pero librando al mundo de un seguro holocausto nuclear y la pérdida de millones de vidas inocentes.

VASILI ALEKSANDROVICH ARKHIPOV

En respuesta a la instalación por Estados Unidos de misiles balísticos “Júpiter” de alcance medio en Italia y Turquía (3) elVasily Arkhipov. Imagen bajo Licencia CCA-SA 4.0Vasily Arkhipov. Imagen bajo Licencia CCA-SA 4.0 entonces líder de la Unión Soviética, Nikita Khrushchev, decidió corresponder en especie instalando en Cuba, a tan solo 140 kilómetros de territorio norteamericano, 60 misiles balísticos de alcance medio e intermedio SS-4 y SS-5. Así, en el verano de 1962 y bajo el nombre clave de “Operación Anadir”, comenzó en el más absoluto secreto y bajo la práctica militar rusa de decepción, engaño y desinformación conocida como maskirovka, el traslado a Cuba de armamento defensivo y ofensivo y el despliegue de un contingente militar de 40.000 efectivos con los que Cuba y la URSS podían disuadir o, en el peor caso, enfrentar cualquier ataque militar norteamericano. Entre el armamento ofensivo soviético a ser desplegado en Cuba se incluían hasta 11 submarinos diésel-eléctrico de la “Clase Foxtrot” equipado cada uno con un “arma especial” o torpedo del tipo T-5 portador de una ojiva nuclear de 11 kilotones, algo menos potente que la bomba atómica “Little Boy” lanzada el 6 de agosto de 1945 sobre la ciudad japonesa de Hiroshima.

LA BRIGADA SUBMARINA 69

A comienzos de octubre de 1962, en ejecución de la “Operación Anadir”, zarpó secretamente de la base naval soviética de Poliarny en la Bahía de Kola, en el Mar de Barents, una flotilla designada como “Brigada Submarina 69”, conformada por 4 submarinos diésel-eléctrico identificados individualmente como B-4, B-36, B-59 y B-130, bajo el mando del Capitán Vitali Agafonov, quien comandaba el submarino B-130. Estos sumergibles soviéticos se dirigían al Puerto del Mariel en la costa norte de Cuba, en una travesía de más de 7,000 millas náuticas. El segundo al mando de la flotilla era el Capitán Vasili Arkhipov quien también ejercía como segundo comandante del submarino B-59. El Capitán Arkhipov era un marino curtido pues sirvió en un sumergible en el Mar Negro en 1948 y en enero de 1961 fue nombrado oficial ejecutivo del primer submarino nuclear soviético de la Clase “Proyecto 658”, identificado como K-19. El 4 de julio de 1961, durante unos juegos de guerra que se efectuaban en el Atlántico Norte, al sur de Groenlandia, estando sumergido el K-19 a 200 mts. de profundidad se produjo una fuga del sistema de refrigeración primario del reactor nuclear del submarino que elevo su temperatura a niveles cercanos a la fusión de las barras de combustible.

Esa crítica situación obligó al oficial al mando del submarino, el Capitán Nikolai Zateyev, a usar tripulantes voluntarios para activar un sistema provisional de enfriamiento, evitando así una fusión y explosión nuclear. La tripulación fue evacuada a otro submarino soviético y el K-19 fue remolcado a su base en Poliarny. Como resultado de la radiación que se esparció por la nave, los 8 marinos que se ofrecieron de voluntarios para enfriar el reactor perecieron una semana después que el K-19 llegó a puerto y 14 marinos más morirían en los años siguientes a causa del llamado “síndrome de irradiación aguda”. Tras el accidente, el submarino K-19 fue apodado “Hiroshima”. (4)

Transcurridas dos semanas, los 4 submarinos de la “Brigada Submarina 69” habían cubierto la mitad del recorrido hacia Cuba sin ser detectados pues la mayoría del trayecto fue navegado bajos las aguas, solo emergiendo a la superficie de noche el tiempo necesario para cargar baterías, renovar el aire y repostar combustible. Pero los acontecimientos en desarrollo impedirían que los submarinos soviéticos llegaran a puerto cubano antes que estallase la Crisis de los Misiles y se declarara el 22 de octubre de 1962 la “cuarentena” o bloqueo naval contra Cuba en un arco de 500 millas alrededor de la Isla. Tras conocerse que el 14 de octubre de 1962 un avión U2F piloteado por el Mayor de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Richard S. Heyser había descubierto los misiles soviéticos en territorio cubano, los cuatro sumergibles fueron instruidos por Moscú a establecer posiciones frente a la línea de cuarentena en el Mar de los Sargazos y esperar nuevas órdenes. Pasada una semana de la llegada de los submarinos a las cálidas aguas del Mar de los Sargazos, no se había recibido nueva orden de Moscú. Mientras el B-59 navegaba en la superficie cerca de las Bermudas cargando sus baterías, un avión Orión P3 de la Armada norteamericana lo detectó, forzando al Capitán Valentin Grigorievitch Savitsky a sumergir de emergencia su nave con solo 6 horas de carga en sus baterías. El Presidente Kennedy seria informado de la presencia de los submarinos soviéticos el 22 de octubre, el mismo día de su alocución al pueblo norteamericano anunciando el comienzo de la cuarentena naval que le impedía el acceso a Cuba a buques con carga no humanitaria o a unidades navales soviéticas. (5) Dos días más tarde, el 24 de octubre, el Comando Aéreo Estratégico de Estados Unidos asumió por primera vez en la historia la Condición de Defensa 2 (DEFCON 2), que precedía a la Condición de Defensa 1 (DEFCON 1): “Guerra Nuclear inminente o en proceso”. Las siguientes horas serían definitorias para la humanidad.

Soviet submarine B-59, forced to the surface by U.S. Naval forces in the Caribbean near Cuba. U.S. National Archives, Still Pictures Branch, Record Group 428, Item 428-N-711200. File in the public domain.Soviet submarine B-59, forced to the surface by U.S. Naval forces in the Caribbean near Cuba. U.S. National Archives, Still Pictures Branch, Record Group 428, Item 428-N-711200. File in the public domain.La detección por la Armada norteamericana del submarino B-59 obligó al Capitán Valentin Savitsky a sumergirse a mayor profundidad con poca carga de batería, lo que afectó las comunicaciones radiales con los otros 3 submarinos y con Moscú. El sábado 27 de octubre el destructor norteamericano USS Cony ubicó al B-59 y en cumplimiento de las ordenes de Kennedy de no atacar a buques soviéticos para no provocar una reacción de Moscú, comenzó a lanzar cargas de profundidad no letales para obligar al B-59 a emerger. Tras 18 horas bajo la superficie y 5 horas de acoso por la Armada norteamericana las condiciones a lo interno B-59 eran insoportables por causa del agobiante calor que alcanzó hasta los 60º centígrados dada la falla del sistema de enfriamiento, la concentración de CO2, la deshidratación de los marinos y la tortura sónica causada por los estallidos de las cargas de profundidad y el choque de las ondas del sonar lanzadas por USS Cony contra el casco del submarino.

Este estado de cosas hizo crisis cuando el jefe de comunicaciones del B-59 informó a su Capitán que había escuchado por una estación radial de Florida que un avión espía norteamericano U2 fue derribado por la defensa aérea en Cuba. Esto llevó al Capitán Savitsky a asumir que la guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética había estallado y por ello, cumpliendo las ordenes de Moscú de utilizar el “arma especial” que transportaba en caso que comenzara la guerra o la Unión Soviética fuese atacada, ordenó alistar el torpedo T-5 para ser lanzarlo contra la escuadra norteamericana que navegaba en la superficie.(6) Aunque el oficial político de abordo Ivan Maslennikov dio su autorización para el uso del torpedo T5, el Capitán Vasili Arkhipov, quien debería autorizar su uso como subcomandante de la flotilla de submarinos, emitió un providencial niet al uso del torpedo nuclear, instando al Capitán Valentin Savitsky a emerger para poder establecer comunicación radial con Moscú y verificar si la guerra había en efecto estallado.

Aunque no existe información oficial sobre lo que aconteció a bordo del B-59 entre Vasili Arkhipov y el Capitán Savitski, en un documental de la Red de Televisión Pública de Estados Unidos PBS transmitido por primera vez el 23 de octubre de 2012 en conmemoración del 50 aniversario de la Crisis de los Misiles (7), Olga Arkhipova, esposa de Vasili Arkhipov, y Ryurik Ketov, Capitán del submarino B-4, manifestaron que el propio Arkhipov les había contado sobre su enfrentamiento con Savitski. En el video se evidencia que el Capitán Valentin Savitski había perdido el control y gritaba “Vamos a hundir la flota. No vamos a humillar a Rusia. Tenemos ordenes de defendernos”. No obstante, Vasili Arkhipov logró convencer al Capitán Savitsky a emerger para poder establecer comunicación radial con Moscú y verificar lo que acontecía, confirmándose que Washington y Moscú habían acordado el retiro de los misiles de Cuba, concluyendo con ello a Crisis de los Misiles de Cuba. (8)

Al emerger, el B-59 no fue abordado por la Armada norteamericana lo que permitió mantener en secreto la presencia del “arma especial” en el submarino. El 28 de octubre los 4 submarinos soviéticos recibieron órdenes de abandonar el área y regresar a su base. Una maltrecha “Brigada Submarina 69” producto de los daños sufridos durante su aventura cubana, tomo rumbo a su base en Bahía de Kola: el B-130 bajo remolque; el B-36 con daños en sus turbinas; el B-4 con una escotilla dañada, abollada y filtrando agua y el B-59 con su tripulación diezmada por la deshidratación, la falta de higiene y alimentos. A su llegada a la Base de Poliarny entre el 24 y 25 de diciembre de 1962, las tripulaciones de los 4 submarinos fueron confinadas en sus navíos mientras se investigaba lo ocurrido. Tras las pesquisas realizadas bajo secreto, el Comandante de la “Brigada Submarina 69” Vitaly Agafonov fue ascendido a Almirante y asignado a una flota de submarino nucleares; el Capitán del B-4 Ryurik Ketov, el único submarino que no fue descubierto, fue ascendido y puesto al mando de un submarino nuclear y los Capitanes Nikolai Shumkov y Aleksei Dubivko de los submarinos B-130 y B-36, respectivamente, fueron retirados del servicio activo y pasados a la reserva. Del Capitán Valentin Savitsky del submarino B-59, nunca se supo.

¿Y qué fue de Vasili Arkhipov, el héroe de aquella saga? Arkhipov continuó en la Armada soviética ascendiendo a Contralmirante en 1975 y asumiendo la jefatura de la Academia Naval de Kirov. En 1981 fue promovido a Vicealmirante y pasó a retiro a mediados de los años 80s, estableciéndose con su familia en las afueras de Moscú. Vasili Arkhipov pasaría al olvido hasta el 21 de octubre de 2002, cuando en un Foro efectuado en La Habana con la presencia de Fidel Castro por los 40 años de la Crisis de los Misiles de Cuba, se hizo público lo ocurrido a bordo del submarino B-59.

En ese evento, Robert McNamara, Secretario de Defensa durante la Crisis de los Misiles de Cuba, admitió, refiriéndose a documentos secretos desclasificados, que la guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética estuvo más cerca de lo que nadie había pensado. Otro de los participantes en el Foro, Thomas S. Blanton, Director del Archivo Nacional de Seguridad (9), aclaró de seguido a que se refería el Secretario McNamara: “A un tipo llamado Vasili Arkhipov quien salvó al mundo”. (10) Vasili Aleksandrovich Arkhipov murió en 1998 a causa de un cáncer de riñón causado probablemente por la exposición a la radiación que sufrió durante el accidente del submarino nuclear K-19 en julio de 1961.